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miércoles, 16 de septiembre de 2015

CRÓNICAS DE UN FRIKI XII



CRÓNICAS DE UN FRIKI XII

LOS PLAYMOBIL (o click); primera parte.
Mis primeros pasos de niño.



            Hola de nuevo y bienvenidos una vez más a esta sección de blog donde os cuento mis aficiones y como estas, algunas de ellas, ya me vienen de muy antiguo; desde niño concretamente. En ocasiones, nuestros juguetes se convierten en algo más con el paso de los años. Lo que comenzara como una diversión dando muchas horas de juego y magia, se transforma en un momento dado de nuestras vidas en algo más transcendental. Llámese locura, frikismo, nostalgia, manía o lo que sea, lo cierto es que esos juguetes forman parte de nuestro ser, de nuestra personalidad y nos definen. Si hay algo que me defina a mí, que alimente esa parte de niño que todavía no ha muerto, son los Playmobil. Pequeños muñecos con múltiples accesorios que son conocidos por millones de niños y adultos en todo el mundo. De hecho, se tiene la ligera sospecha que existen más Playmobil que personas en la Tierra. Así que… ¿a quién pertenece el planeta?
            Los Playmobil me tienen enamorado, o hechizado, no sabría decir exactamente el qué, y mi pasión por ellos no ha disminuido ni un ápice. Al contrario, ha ido aumentando. Es verdad que ya no juego con ellos, casi, pero los colecciono con afán y procuro estar siempre al tanto de sus novedades, noticias e incluso acudo a convenciones y ferias especiales. Si bien me ciño, como coleccionista, a una línea concreta de la abundante colección Playmobil, me considero todo un experto del fabuloso mundo de Playmobil tanto por experiencia como por mérito propio.
            ¿De dónde me viene esta pasión por los Playmobil? ¿Cómo entraron en mi vida? Quizás la historia que ahora os narre os suene a muchos, pues lo más seguro es que os haya pasado como a mí, sobre todo si sois de mi generación o casi.

Los juguetes de un niño

            Que ya desde un crío era un friki lo tengo muy asumido. Claro que por aquellos lejanos y nebulosos años la palabra friki no era nada conocida en España, así que se tendía a llamar a los niños que descollaban en algo distinto de lo convencional como “raro”, “tonto”, “retrasadito” o la favorita de muchos “conflictivo”. En fin, ciñámonos a lo que vamos y comencemos echando un vistazo a mi niñez.
            No tengo muy claro cuales fueron mis primeros juguetes, pues mi memoria no llega a tanto. Poseo recuerdos vagos de, por ejemplo uno de mis recuerdos más antiguos en cuanto a la Navidad, ciertos juguetes que los Reyes Magos me traían. Como a prácticamente todos los niños españoles, eran los Reyes Magos quienes traían los juguetes, no ese gordo pagado por una empresa de refrescos. Difícil me era dormir la noche de Reyes y no hacía más que vagar por la casa, muy pequeña, a la espera de poder pillar a los Reyes colocando en el comedor mis juguetes. Mis padres me obligaban a ir a la cama y entonces intentaba con todas mis fuerzas dormir. ¡Era lo único que quería! Pero nada, no me dormía. Que noches más largas aquellas. Como no podía ser de otra forma, cuando menos me lo esperaba, el sueño por fin me podía y caía rendido. Y como tampoco podía ser menos, ya estaba a las seis o a las siete de la mañana corriendo hacia el comedor. Qué momento más increíble era ese, cuando veías tus juguetes colocados y montados como en los escaparates de las jugueterías. Al principio era tan grande la sorpresa que no atinaba que hacer. Luego exclamaba: “¡Han venido los Reyes Magos!”, y caía de rodillas delante de mis juguetes. Sí, habían pasado los Reyes, las pruebas eran claras. Juguetes colocados, los mismos que se habían pedido en la carta (o casi, que los Reyes son muy mayores y no se pueden acordar de todos los pedidos de todos los niños), el vaso de leche y las galletas a medio comer… Era el momento de disfrutar de mis regalos y pasarlo bien. Y ahí tengo esos recuerdos de pistolas de vaqueros, coches, muñecos de indios y vaqueros, pelotas, etc. Los juguetes normales y más típicos de los niños, ya fueran niños o niñas, de la época. Como niño imaginativo que era, los juguetes me daban mucho de sí. Y como persona ordenada y cuidadosa con mis pertenencias que ya era desde crío, dichos juguetes me duraban años. Pero siendo niño como era, también era normal que los rompiera, se me perdieran o extraviara piezas. Aunque el mayor peligro venía por parte de mis primos, envidiosos y destructivos, cuando no me robaban cosas me las rompían aposta. Pero a pesar de toda esta barbarie, de mi niñez y del paso del tiempo, he conseguido guardar juguetes de mi niñez y tenerlos en mi casa siendo adorados como auténticos tesoros.

Llegan los Playmobil

            Los primeros Playmobil entraron en mi vida gracias, una vez más, a mi madre. Ella comprobó que era un niño que jugaba casi siempre solo, con sus muñecos de indios y vaqueros o, mis favoritos, los soldaditos de plástico de los sobres que me compraba al menos dos o tres veces al mes. Me tiraba horas y horas jugando con mis muñecos, creando historias increíbles y aventuras fabulosas. Y lo mejor es que después de jugar lo guardaba todo y lo cuidaba, hasta el punto que era normal que me durasen. 


            Los juguetes que requirieran imaginación o fueran de tipo construcción era mis favoritos: Exin Castillos, Tente, Madelman… Pero no me gustaban nada los más típicos juguetes de los niños: los coches, las pelotas o las pistolas. Sí, jugaba al futbol y a indios y vaqueros con mis amigos, pero sin tener hermanos y sin vecinos en mi calle de mi misma o parecida edad tendía a jugar en solitario (en el colegio era diferente) y entonces los juguetes que llenaban mis horas eran aquellos que ya he mencionado.
            Cuando en 1962 Scalextric llegó a España los niños, y no tan niños, pudieron gozar de un juguete increíble. Carreras de coches por pistas mediante mandos que servían para acelerar o frenar. Las pistas podían ser simples o complicadas, pues se podían comprar tramos y unirlos y crear pistas personalizadas. Que Scalextric fue todo un éxito lo prueba el número de sus ventas y su gran calado en la sociedad. No solamente los niños jugaron con él, sino que nacieron asociaciones que reunían a aficionados y locales donde se montaban circuitos enormes y se organizaban carreras. En la década de los años 70 Scalextric era el juguete favorito de casi todos los niños. El mayor problema es que era algo caro, y hay que recordar que España no era un país muy rico ni boyante, aunque ahora nos lo quieran pintar como que sí. Un Scalextric no era barato y suponía un importante reembolso para los padres que lo compraban para sus hijos. Es por eso que se convirtió en el regalo estrella durante las Navidades, pues era el momento especial para hacer un pequeño esfuerzo y regalarlo a los hijos.

            Mi primer y único Scalextric vino por parte de uno de mis tíos, bien acomodado económicamente, al que para él era su sobrino favorito. Es cierto que lo pasé muy bien los primeros días, pero eso de ver coches dando vueltas me aburría bastante y al final quienes jugaban con él eran mis padres y mis tíos. Tengo que decir que mi Scalextric me duró hasta la adolescencia, hasta que los coches se estropearon y regalé al novio de mi hermana la pista y los accesorios para que aumentara su Scalextric.
            Viendo mi madre este tipo de cosas, decidió dar un giro a mis juguetes, y fue entonces cuando en la juguetería de mi barrio, Francisco Ruiz (en pleno corazón de Usera), vio un nuevo juguete en el escaparate. Era una caja no muy grande, y no parecía gran cosa, pero decidió probar con aquello a ver qué tal me entraba.
            Y unos Reyes Magos, al levantarme recién amaneciendo y correr al comedor, entre los habituales juguetes encontré uno que me llamó de inmediato la atención. Era una caja de color azul con una fotografía donde se veían cinco muñecos de plástico y de colores, que portaban herramientas. Era una caja de Famobil, cinco obreros, referencia 3201, los primeros Playmobil que se ponían a la venta en España. Mis primeros Playmobil.


Breve historia de los click; ¿Famobil o Playmobil?

            Era el año 1976. En España entraban los Playmobil, aunque estos ya habían sido inventados años antes, pero era en ese momento cuando Famosa, la empresa que consiguió la licencia, comenzó a fabricar y distribuir sus primeras referencias. Vamos a hablar un poco de ello.
            En la década de los 70 hubo una crisis mundial con el petróleo que llevó a muchas empresas, sobre todo a aquellas relacionadas con los productos manufacturados del oro negro, a quebrar y cerrar. Para sobrevivir, algunas empresas tuvieron que buscar soluciones. Una de ellas fue Geobra (geobra Brandstätter GmbH & Co KG), que pertenece a un grupo mayor (Brandstätter) ubicado en Alemania. Se dio la orden de hacer los juguetes más pequeños y de ese modo ahorrar en el plástico. Al jefe de desarrollo Hans Beck, Geobra le encargó diseñar vehículos con muñecos y accesorios y Beck, tras unas cuantas pruebas, se centró en los muñecos y sus accesorios. Los hizo pequeños y tras observar los dibujos que los niños hacen sobre las personas, sin nariz y con grandes ojos y expresiva sonrisa. Nacieron así los Playmobil y su verdadero padre fue Hans Beck. Las primeras colecciones que se pusieron a la venta fueron los indios, los obreros y los caballeros medievales, y los primeros de todos ellos los indios; era el año 1974. Como anécdota, los primeros Playmobil eran de color pastel pero no pasaría ni un año cuando los cambiaron a los tonos que hoy en día conocemos. No se sabe a ciencia cierta porque dicho cambio, pero fue todo un acierto.
            De inmediato, el éxito de los Playmobil fue extraordinario. Geobra comenzó a dar licencias a otros países para que los fabricaran y estos adorables muñecos conquistaron a los niños allá donde fueron. En España entraron un poco más tarde, en 1976. La empresa encargada de fabricar y distribuir los Playmobil fue Famosa.


Ah, ¿pero los Playmobil no son un invento español?

            Pues no, lamento decirlo, pero no es un invento español. Cuando muchos niños crecimos y supimos esto tuvimos una cierta desilusión, pues siempre habíamos pensado que los Playmobil eran un producto español. ¿De vino está idea?
            Como he dicho más arriba, Geobra concedió a Famosa la licencia para fabricar Playmobil y Famosa, la empresa juguetera más potente de España por entonces, puso la cadena de montaje en Onil, Alicante. El mercado español no era el mismo que el mercado europeo, pues la renta per cápita de los españoles era una de las más bajas del mundo occidental. Se debía tener en cuenta ese pequeño detalle y Famosa decidió sacar un catalogo no completo. Es decir, que muchas referencias no llegaron nunca a distribuirse por España. A la contra, algunas referencias fueron de diseño exclusivo español o algunas cajas contenían accesorios diferentes, pequeños detalles. Pero la mayor diferencia estuvo en el nombre. Famosa, llevando la contraria a Geobra, decidió por su cuenta y riesgo cambiar el nombre de los Playmobil y los llamó Famobil (Famo de Famosa y bil de Playmobil), poniendo además el sello de Famosa y de Onil en los pies de los muñecos. De ahí viene la creencia de que el Playmobil era un invento español. Otra cuestión que llevó a pensar esto fue también el cambio del nombre con el que los Playmobil eran conocidos mundialmente sobre todo entre los niños. Debido al peculiar ruido que hacían los accesorios al ser colocados sobre el muñeco, se les comenzó a llamar “klicky”, pero en España Famosa retocó el mote y los bautizó como “click”. Nombre mítico y de gran acierto que pronto caló entre los niños españoles. De hecho, fue tan popular ese nombre que Famosa ponía en sus cajas click (clack para las muñecas) y no se tardó mucho en conocerlos como los click de Famobil. Nombre, dicho sea de paso, con el que se sigue conociendo a los Playmobil en España.
            En España Famosa al principio tuvo un cierto desbarajuste en cuanto a referencias y colecciones, pero ya para 1978 las ventas se habían disparado y la producción normalizado y bajo control. De esta forma, las colecciones y los catálogos se estabilizaron y las referencias surgieron por decenas, al amparo siempre de las referencias creadas en Alemania. Las primeras colecciones en España fueron también los indios, los medievales y los obreros, pero los primeros en ponerse a la venta fueron los obreros. 

            Entre 1982 y 1983 Famosa perdió los derechos y la licencia y a partir de entonces los click fueron fabricados y distribuidos por Playmobil S. A. y hasta el día de hoy. Tampoco se sabe exactamente que pasó para que Famosa perdiera el control de los Playmobil, aunque se especula que tuvo que ver con diferencias de licencias, nombres y cosas así. Quedará en el limbo. El cambio, no obstante, no fue brusco, sino que durante un cierto tiempo las cajas de Famobil convivieron en los estantes de las jugueterías con las de Playmobil hasta que las primeras desaparecieron del todo. En la actualidad, una caja de Famobil es una codiciada pieza para cualquier coleccionista.

El nacimiento de un friki de Playmobil

            Puestos en antecedentes de la historia de los click, ya podemos centrarnos en el profundo impacto que me supusieron aquellos cinco primeros Playmobil obreros. Pero ya de eso hablaré en la próxima entrega de estas, mis Crónicas de un friki. Un saludo.

Continuará…


Si te gustan las Crónicas de un Friki, aquí tienes los enlaces para ir a la primera entrega y la penúltima. Únicamente pincha en los nombres.
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Son mi iniciación en el mundo del Warhammer 40.000 y digamos una continuación de Crónicas de un Friki a partir del cierre de la tienda.