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lunes, 20 de mayo de 2013

CRÓNICAS LUPINAS XII, segunda parte




 CAPÍTULO XII. FINAL: La 3ª edición de W40K. Segunda parte.
El principio del fin.
           
            Continuamos explicando los motivos que llevaron a la desaparición de un club tan grandioso como El Ojo del Terror, nos habíamos quedado en el punto cuatro, que ahora mismo paso a detallar.
4-Nuevos socios. A medida que los socios se nos iban yendo, más de los que entraban, necesitábamos con desesperación nuevos socios, pues el relevo era obligatorio. Entró mucha gente, la inmensa mayoría pasó sin pena ni gloria, pero entró un grupo en el que la Junta Directiva y los socios más veteranos pusimos muchas esperanzas; esperanzas que fueron todas rotas. No me importa mojarme y poner los nombres de esos nuevos socios, pues esto es lo que hay. No me acuerdo del nombre de todos, pero sí de los principales: Guillermo, Misino, Adri, Morata y varios más. La cuestión es que el Ojo del Terror agonizaba, ya me había dado cuenta de ello hace mucho tiempo, y me junté con los demás para hallar solución. Mike, Fran, Raúl, Sori, Maikel, Juan Alberto, Juanjo, todos intentamos llegar a una solución, porque entre el Magic y la decadencia de la 3ª edición del W40K las cosas pintaban mal. Además, los nuevos socios sólo deseaban jugar, pero no querían colaborar en nada.
Para poder acceder a las generosas subvenciones que se nos daban por parte del Ayuntamiento de Getafe o la Comunidad de Madrid, estábamos obligados a realizar cursos de pintura, torneos y demás eventos, y para hacer tales cosas los socios debíamos colaborar, repartir el trabajo, pues eran tareas pesadas y aburridas, pero necesarias. El problema era que muchos socios no deseaban colaborar en nada. Lo querían todo, eso sí: la escenografía bonita y la mejor, los mejores tapetes, jugar mucho, participar en torneos de otros clubes, comprar mucho y así con todo. Pero no querían hacer nada: no querían colaborar en los torneos internos, ni intervenir en el funcionamiento del club, ni pintar escenografía e incluso ya ni pagar cuota. Para colmo, eran los que más protestaban, los que más exigían y los que más ponían trabas a todo. Como reza el dicho: “el perro del hortelano, ni come ni dejar comer al amo”. Así eran este tipo de socios. Además, teníamos nuevos problemas que atajar de inmediato, pero sobre todo se necesitaban soluciones que sirvieran tanto para medio como para largo plazo si queríamos que el club saliera adelante. La sala se nos llenaba de gente, pero eran casi niños, la mayoría jugando al Magic y poco más. Pagaban una cuota, pero ya muchos ni eso, pues no deseaban pagar por algo que no utilizaban. No los podíamos echar, pues al ser una Asociación Juvenil nos veíamos obligados a admitir a este tipo de socios que encima venían de parte del Centro Cívico; estábamos obligados a admitirlos. Para solucionar el asunto y conseguir el control total del Ojo del Terror debíamos renovar los Estatutos, que amenazaban con caducar. Al ser Asociación Juvenil, los socios tenían un tope de edad para ser del club: los treinta años (menos mal que el Carrusel de la Fuga de Logan ya no estaba en funcionamiento, que si no…). Después de esa edad sólo se podía ser socio de honor, pero sin voz ni voto y sin poder acceder a puestos de la Junta Directiva. Era el final, pues los socios veteranos íbamos cumpliendo años y veíamos con espanto como los que venían detrás pasaban absolutamente del club. No podíamos dejar en manos tan incompetentes, ciegas y soberbias el destino del Ojo del Terror.
Propuse convertir la Asociación Juvenil en Asociación Cultural o Club Privado, pero se rechazó la propuesta por parte de ese grupo de socios de los que os he hablado antes. Ellos creían que lo que yo pretendía era “convertirme en dictador” (sí, os prometo que llegaron a decir eso), que sólo deseaba ser presidente perpetuo, que no me quería apear del poder. ¡El poder! ¿Habrase visto semejante estupidez? ¿Qué poder te puede dar ser presidente de una asociación de wargammes? Ser miembro de la Junta Directiva no es ningún chollo, pues en ocasiones es un trabajo ingrato, duro y aburrido, siempre pendiente de todo, trabajando para que la cosa funcione y además sin cobrar ni llevarte ningún beneficio. Todas las medidas que propuse para cambiar el club, para renovarlo y hacerlo aún más grande fueron rechazadas. Tuve que soportar toda clase de comentarios, pero lo que más me irritaba era la presunción y soberbia de la que hacían gala; se consideraban mejores, eran la nueva “ola”, tenían nuevas ideas y harían que todo fuera mejor, más grande y espectacular.
Tras años de luchas, de sacrificios, de pasarme fines de semanas completos trabajando en torneos, cursos de pinturas, asistir a reuniones del Centro, del Ayuntamiento, de la Comunidad, de partirme la cara con mil burócratas, de intentar que el Ojo del Terror fuera una asociación con vida propia me vi forzado a dimitir. Amargado y desilusionado, no deseaba ser parte de la “nueva” etapa del Ojo del Terror, puesto que sabía como iba a acabar. Al menos conseguí una pequeña victoria, y es que convencí a Mike para que se presentara como presidente y ganó en las elecciones gracias sobre todo a la inestimable ayuda de Juanjo que apoyó con todas sus fuerzas la candidatura. Suspiré un poco aliviado, porque Mike era de mi forma de pensar, no quiero decir que hiciera lo que le dijera, sino que su idea era que el club fuera grande y cambiara, renovándose los estatutos y luchando por seguir adelante. El problema es que con Mike se constituyó una nueva Junta Directiva formada por esos socios conflictivos, que amargaron y machacaron a Mike hasta que, finalmente, también dimitió harto de tener que soportar a todos. Era el final. El Ojo del Terror quedó en manos de esta gente y, como podréis adivinar, fue la hecatombe. Pensaron que el funcionamiento de un club era tarea fácil, que ellos lo harían mejor, porque para eso eran guapos, jóvenes y listos, pero únicamente eran soberbios, prepotentes e ignorantes (al menos en ese tema; y en muchos más, pero no viene al caso). Era el fin del Ojo del Terror. El Imperio se desmoronaba y los bárbaros asolaban las provincias.
Al igual que en la antigua Roma, el caos se adueñó del club. La Junta Directiva, con la filosofía de gastar mucho, no hacer nada para conseguir dinero y mucho menos esforzarse por nada llevó a la asociación al desastre. Todo se descontroló y como fueron incapaces de encontrar soluciones, como buenos irresponsables que eran se marcharon abandonando el Ojo del Terror y a los socios a su suerte. Se fueron sucediendo una serie de presidentes a cada cual peor. El Ojo del Terror dejó de estar presente en eventos, torneos, en debates, en trabajos con otras asociaciones y entidades, dejó de tener nombre y peso en las instituciones. Se perdieron las subvenciones, los socios dejaron de pagar las cuotas, nadie se preocupaba por nada, excepto por jugar al Magic y poco más. Afortunadamente, yo ya no estaba ahí para ver como el Ojo del Terror llegaba a su fin. Más adelante explicaré que hice para conseguir que no desapareciera.
5-Lo que no cambia y se adapta, desaparece. Esto es una verdad como una casa, como se suele decir. Las cosas rígidas, inamovibles, terminan por desaparecer. No fue casual que Roma cambiara de la democracia a la monarquía, de esta a la republica y finalmente al imperio. Si se hubiera quedado fija en cualquiera de estas formas de gobierno, su imperio no hubiera durado mil años, sino que hubiera desaparecido mucho antes. El Ojo del Terror necesitaba cambios con desesperación, pero estos no llegaron y por tanto la asociación no pudo adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas exigencias.
6-Nuevas Juntas Directivas. El Caos. Tras la dimisión de Mike como presidente y el caos en el que el club se involucró, las cosas pintaban muy mal. Como ya he dicho, los mismos socios que precipitaron el desenlace y crearon nuevos problemas se marcharon dejando atrás aún más problemas. En su lugar, se fueron sucediendo una serie de Juntas Directivas incompetentes, pero no porque no pusieran ganas de que todo funcionara, sino porque no tenían ni idea de que hacer para que el Ojo del Terror saliera adelante. Se limitaron a tomar medidas “populares” que, como se sabe, nunca conducen a nada bueno y sólo terminan por destrozar lo poco que queda en pie. A cada cual peor, las siguientes Juntas Directivas (que duraban apenas meses, y semanas) terminaron por perderlo todo. No hubo cuotas, ni control de socios, ni más torneos y eventos, se perdieron los privilegios: el horario, las subvenciones, la sala 2.2., el trato de favor… No hubo control de material, ni del dinero, de nada. Definitivamente, los Dioses del Caos campaban a sus anchas. Hasta que, finalmente, ya no hubo más Juntas Directivas.
7-Se va Juanma. El coordinador de Juventud del Centro, Juanma, aquel que siempre estuvo a nuestro lado y nos ayudó en todo y sin cuyo concurso dudo mucho que hubiéramos podido conseguir tanto, se marchó del Centro a un nuevo destino. Le ascendieron y creo recordar que se fue como Concejal de Juventud para el Ayuntamiento. Da igual, porque la cuestión es que su partida fue un desastre y en el peor de los momentos posibles. Con el Ojo del Terror sumido en el Caos y con Juntas Directivas que no sabían que hacer, él hubiera podido echar una mano. Pero, se marchó, y para sustituirle enviaron a otros coordinadores que, para ser sinceros, eran un desastre. Hay que tener en cuenta que este tipo de puesto (funcionario) son puestos de trabajo adjudicados a dedo por el alcalde o concejal de turno para premiar a sus amiguetes de casta política o para contentar a sus socios en el poder. Por tanto,  normalmente quienes ostentan estos cargos suelen ser personas nulas, negligentes en sus tareas y totalmente desconectadas de la realidad en la que viven (aunque lleven pendientes en la oreja y se crean la hostia, no significa que sepan lo que es la realidad). En esos tiempos, el cacique del alcalde de Getafe (que es del PSOE, ahora hay otro cacique, del PP, pero nada ha cambiado bajo el Sol… bueno, yo tengo menos pelo) mandaba gracias a la coalición con IU, y por tanto, como pago político a ese apoyo, entre otras prebendas, estaba la de dar puestos de funcionarios a cuantos más militantes de IU mejor. Vamos, que como podéis imaginar de estos llegaron unos cuantos al Centro. Muy majos, sí, con buenas intenciones, pero no les podías sacar de más allá de crear bailes y cursos de pintura para mayores y niños. O te venían con absurdas propuestas que no podías llevar a cabo porque eran inviables, o con pájaros en la cabeza y proponían y proponían pero sin soltar ni un euro ni un migaja de ayuda.
Juanma fue la excepción. Él sí sabía como tratar a las diferentes asociaciones, como dar a cada una lo que necesitaba y, sobre todo, para el Ojo del Terror fue la mejor ayuda. Los que vinieron detrás de Juanma no pudieron hacer nada por el club, que ya agonizaba.
Estas fueron, en gran medida, las causas que llevaron al Ojo del Terror a desaparecer y a quedarse sin socios. Es cierto también que algunos socios, al crecer, prefirieron irse con las mujeres a los botellones y a la juerga de la noche, pero fueron los menos. La cuestión es que los miembros fundadores y los socios más veteranos quisimos crear una asociación con vida propia, que funcionara y se adaptara a los tiempos incluso cuando ninguno de nosotros estuviéramos. Pero para hacer tal cosa se necesitaban cambios, nuevos mandatos, renovación de Estatutos, socios más compenetrados con el funcionamiento del club, mas nada de eso se tuvo y por eso El Ojo del Terror llegó a su fin. Ya yo mismo me fui, no quería saber nada del club, pero también se fueron marchando otros: Juan Alberto, Fran, Raúl, Juanjo, Mike… Era el fin. Pero todavía quedaba por hacer una cosa. Si no se podía salvar el club, al menos su memoria, su semilla, debía ser salvaguardada, puesta a buen recaudo para que, quizás, en un futuro pudiera germinar. Estaba en mi mano el poder hacer tal cosa. Lo contaré en la parte final de este amargo capítulo.


También puedes seguir las Crónicas Lupinas en el Foro de la asociación Ojo del Terror. Crónicas Lupinas están escritas por Juan Carlos Sánchez Clemares y debidamente registradas a su nombre (así que ojito o Crom te puede patear el trasero).

jueves, 9 de mayo de 2013

CRÓNICAS LUPINAS XII, primera parte






CAPÍTULO XII. FINAL: La 3ª edición de W40K.
El principio del fin.

Los imperios van y vienen. Mú, Lemuria, Atlántida, Aquilonia, Egipto, Roma, España, el Imperio… Todos terminan cayendo inexorablemente, es ley de vida, pero unos tardan más en caer que otros y por eso se les recuerda. Sólo Dios, Crom y el Emperador son eternos, el resto es etéreo humo que se dispersa ante el avance del Destino. Cuando las personas tienen motivos para luchar y algo en lo que creer, cuando es la necesidad y la capacidad de superarse lo que te motiva, entonces vas hacia delante y creas imperios que perduran para siempre primero como poder terrenal y después en la Historia. Luego, cuando ya todo está ganado, las siguientes generaciones nacen con todo hecho pensando, erróneamente, que el presente es el estado natural de las cosas y que así ha sido siempre. Confunden los privilegios con derechos y menosprecian los logros de sus antepasados. Ya no creen en nada, únicamente desean que se les den todo lo que exigen sin sacrificio ni esfuerzo. No les motiva nada, y si no creen en nada ni nada les motiva, entonces todo lo que hay a su alrededor se desmorona, se cae por falta de atención, por falta de sudor, esfuerzo y voluntad. Entonces la decadencia, el egoísmo, la ambición y la ignorancia se mueven a sus anchas y lo que tanto costó crear se viene abajo. Este es el principio del fin de los imperios, de las naciones y de las civilizaciones. También del Ojo del Terror.
            Este es el capítulo final de las Crónicas Lupinas. Será más largo de lo habitual, porque mucho es lo que hay que contar, así que lo haré por entregas. Aunque no guste a muchos, ni mucho su contenido, debo seguir siendo fiel a las crónicas y narrar como lo que parecía que iba a durar años se fue desmoronando poco a poco al principio estrepitosamente al final. Muchos y variados fueron los motivos, explicaré los principales. Y también diré que este viejo Lobo, al igual que muchos pensadores romanos en el siglo III d.C., vio el peligro, que lo intentó atajar pero que falló en sus propósitos. También fueron ciertas personas las culpables del final de la mejor etapa del Ojo del Terror, algunas llevadas por su ignorancia, aquellas por dejarse aconsejar mal, la mayoría por la soberbia, la ambición y la falta de sentido común para darse cuenta de que para que algo funcione le tienes que prestar atención y trabajo. Hablaremos primero de los motivos principales que, sumados, terminaron en el final conocido, y luego llegaremos al final cuando un guerrero curtido en mil campos de batalla tuvo que tomar fatídica decisión. Comenzamos con el viaje.
1-El Magic, el enemigo de todo. ¿Cómo es posible que un simple juego de cartas sea culpable directo de la decadencia no sólo del Ojo del Terror sino además de los juegos de rol, de mesa y de warhammes? Pues la respuesta es muy sencilla: porque no es un simple juego. El Magic está diseñado para ser adictivo, cerrado en sí mismo y creado para que siempre se este renovando y el jugador dejándose el dinero. El Magic termina por convertir a los jugadores en algo menos que zombis, a no ser que dichos jugadores sepan sustraerse a la adicción de las cartas y compaginen ese juego con otros y otras aficiones; pero, admitámoslo, son pocos los que lo logran.
Por regla general, los jugadores de Magic sólo juegan a Magic, y dado que es un juego que no necesita nada, ni tan siquiera mesa porque se puede jugar en el suelo, el Magic, fuera de su juego, no fomenta ni potencia nada; ni el compañerismo, ni la creatividad, ni las habilidades manuales, ni el juego en equipo, ni el fenómeno de las asociaciones… Es más, el Magic suele hacer que los jugadores se olviden de sus otras aficiones para que únicamente se centren en él. Y eso, lectores de las crónicas, es lo que hizo que el Ojo del Terror sufriera sus nocivos efectos. El Magic irrumpió con fuerza, muchos socios comenzaron a jugar, y dado que se organizaban torneos y la cosa cada vez iba a más, la Junta Directiva decidió ampliar las opciones del club e incluir los juegos de cartas, porque existían otros juegos: el Doomtroper, El Señor de los Anillos… Pero todos cayeron ante el Magic. El problema surgió cuando se apuntaron nuevos socios que sólo jugaban al Magic. No querían saber nada de W40K, ni de juegos de mesa, ni de Rol, nada, lo suyo eran las cartas con colorines y los “giro la carta y utilizo cuatro tierras y te achicharro tu monstruo volador”. Algunos socios que eran asiduos de las partidas de wargammes dejaron de jugar para centrarse en el Magic y de está forma se iniciaron los conflictos. Los “magicqueros”, vamos a llamarlos así, comenzaron a dejar de lado las relaciones con las otras ramas del club y encima las responsabilidades de formar parte de una asociación. Apenas se movilizaban para algo que no fuera Magic, y como lo suyo era una afición donde no se necesitaba nada para practicarla y las cartas se las compraban ellos, ¿entonces, qué sentido tenía que pagaran cuota?
De está forma, los conflictos aumentaron. Los “magicqueros” no prestaban su ayuda a las actividades del club, dejaban de jugar a otras cosas y arrastraban a los socios a su afición haciendo que estos se olvidasen de las otras opciones. Muchos comenzaron a levantar voces para eximirse de la cuota. Los de la Junta Directiva nos las vimos tiesas con ellos, pero finalmente logramos prevalecer. Quien quisiera ser del club debía pagar, jugara a lo que jugara. Ilusos de nosotros, creíamos que habíamos solucionado el problema, pero sólo fue un momento de respiro. Enseguida comenzaron los disturbios en el sentido que los socios que nada más que jugaban a Magic comenzaron a abandonar el club, con ellos varios socios de los de siempre. Y muchos socios que quedaron sólo pensaban en las cartas y no deseaban saber de nada más. Poco a poco, el Ojo del Terror se fue quedando sin miembros activos, sólo pasivos, y eso supone el fin de todo. No hay cosa peor que los que se limitan a mirar sin hacer nada; pues esto igual.
2-El fin de los juegos de Rol. El fenómeno del rol en España ha sido efímero. Todavía hoy en día se sigue jugando, pero ya es algo verdaderamente marginal y de unos pocos. Tuvo su máximo apogeo en las década de 1990 a 2000, pero no ha tenido relevo generacional. Se puede decir que fue un producto que una determinada generación jugó y que al crecer lo dejó de lado. Al contrario que en otros países, Inglaterra o Estados Unidos por ejemplo, donde el rol sigue muy vivo, en España prácticamente está desaparecido. Ni siquiera las nuevas tecnologías lo han ayudado a relanzarse. Ni tampoco las políticas editoriales, más empecinadas en sacar el mayor dinero posible al sufrido comprador que en traer novedades, potenciar el juego o crear productos de mayor calidad y atracción. Aunque en Internet existan numerosos foros y blogs creados por aficionados al tema, lo cierto que es una afición prácticamente a extinguir. Por supuesto, gran parte de la culpa la tienen otras actividades, como el Magic (que hizo que muchos roleros dejaran de jugar para dedicarse en exclusiva a las cartas), la explosión del Manga y sus derivados, los videojuegos, los juegos de mesa y el wargammes, por poner unos ejemplos.
Al club le afectó que se dejara de jugar. Muchos socios dejaron de hacerlo a medida que cumplían años. Las novias, los hijos, el trabajo, nuevas responsabilidades, algunas muy pesadas, irse a vivir a otros lugares más alejados… Fueron muchas cosas, inevitables, ley de Vida, pero todas juntas hicieron que el rol, a pesar de tener el armario repleto de libros, fuera desapareciendo poco a poco. Esto supuso un gran contratiempo para el Ojo del Terror, pues había que tener en cuenta que los roleros eran un grupo numeroso y muy participativo de socios. Su pérdida fue irreparable e irremplazable. Con ellos no sólo se perdieron jugadores, se perdieron a muchos socios que eran esenciales para el buen funcionamiento del club. Era una purga, pero en vez de perderse a los peores, se perdían a los mejores.
3-La 3ª edición de W40K. El meollo de la cuestión. Quizás el principal factor de que se terminara la mejor etapa del club se debió al cambio que supuso, para peor, la salida de la 3ª edición de Warhammer 40.000. Quien no haya jugado a Roguer Trader o a la 2ª no puede saber de lo que hablo, pero dejadme poneros un ejemplo. Imaginad que “Colonos de Catan” dice que va a sacar una nueva edición de su juego, más moderna, mejor y adaptada a los tiempos nuevos. Y va y te saca un juego donde ya no creas ciudades ni carreteras, sino poderosos ejércitos que deben conquistar las tierras vecinas mientras dragones alados recorren los cielos, y ya no se juega con dados, sino con cartas aleatorias que dicen que puedes hacer, y hay una peonza que se tira cada turno, y si sale tu color, se te muere el rey. ¿Es una nueva edición de “Colonos de Catan”, o sencillamente es un nuevo juego al que le han puesto el nombre para aprovechar el tirón y ganar más dinero? Pues esto pasó con W40K. Los jugadores esperábamos con ilusión la salida de la 3ª, intentado adivinar que harían, pero todos coincidíamos en lo mismo: seguramente sería una nueva edición un poco más rápida y solucionando los errores de reglas que todos los jugadores conocíamos.
Pues no, sacaron un nuevo juego completamente diferente, parecido en las formas, con el mismo nombre, pero que ya no tenía nada que ver con el mejor juego de miniaturas del momento. Las nuevas miniaturas eran geniales, pero no compensaba el destrozo que hicieron con el juego. Algo debíamos haber supuesto, pues incluso la revista White Dwarf pasó a ser basura de papel que solamente publicitaba productos Games Workshop. La 3ª edición supuso un gran fiasco para la inmensa mayoría de jugadores de W40K. Era un nuevo juego horrible, perdido todo espíritu de estrategia y realismo, centrado únicamente en un juego de disparar y tirar daditos a ver que pasaba, y si sonaba la flauta, ganabas. Ni la 4ª ni la 5ª edición han mejorado el producto (y la 6ª, la más reciente, tampoco, han contrario, han potenciado el “culodurismo”), aunque desde luego comparando con la 3ª algo se ha ganado. Pero la 3ª fue tan mala, fue tan grande la desilusión, que los jugadores empezaron a desertar en masa de W40K. Yo mismo, tras jugar varias partidas, dejé de jugar y abandoné el juego, puede que para siempre, porque ni la 4ª ni la 5ª (ni la 6º) me gustan. Para mí, este juego ha muerto. No es ahora el momento de discutir el asunto, pues entonces no terminaríamos, pero baste decir que prácticamente la gran mayoría de jugadores que comenzaron en el mundo de Games han desertado de W40K a raíz de la 3ª edición, y que la propia Games ya no volvió a levantar la cabeza desde entonces. Las ventas llevan cayendo todos los años. Aunque ahora, al parecer, parece que están volviendo a levantar las ventas gracias a la demencial política de estar renovando los Codex y consiguiendo que muchos jugadores se dediquen a comprar de forma impulsiva y obsesiva las nuevas miniaturas y novedades de ejércitos, a pesar de los elevados precios y las estúpidas reglas que cada vez empeoran el juego. Eso sí, y es justo reconocerlo, a cambio, la calidad y detalle de las miniaturas son cada vez mejores y el trasfondo del juego es sencillamente épico y atrayente.
Pero a lo que vamos. Con la 3ª edición muchos socios dejamos de jugar a este juego, nos intentamos centrar en el Fantasy, pero hicieron lo mismo y el Fantasy decayó, prácticamente casi desapareció y ahora mismo vende muy, pero que muy poco. Entre el Magic y la 3ª edición, el Ojo del Terror se fue quedando sin socios. Pondré como ejemplo mi caso. Amargado y aburrido del nuevo juego, guardé a mis Lobos y dejé de jugar. Al dejar de jugar sencillamente perdí el interés por el juego y por los torneos, las partidas especiales y demás. Ya sólo me interesaba mantener a flote el club, pero por mi, W40K se podía ir al retrete, que no iba a llorar. Esa era la realidad.

Pero de ello hablaremos en la siguiente parte, donde se narrará la caída del Ojo del Terror. Para hacer comprender mejor a los lectores, y puesto que casi nunca he dejado constancia de fechas, hay que señalar que la Asociación Ojo del Terror nació por el lejano año de 1997  y cesaron sus actividades en 2004. 


También puedes seguir las Crónicas Lupinas en el Foro de la asociación Ojo del Terror. Crónicas Lupinas están escritas por Juan Carlos Sánchez Clemares y debidamente registradas a su nombre (así que ojito o Crom te puede patear el trasero).