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miércoles, 24 de octubre de 2012

NO SE LEE Y NO SE VENDEN LIBROS EN ESPAÑA. SEGUNDA PARTE



NO SE LEE Y NO SE VENDEN LIBROS EN ESPAÑA.
SEGUNDA PARTE

            Tal y como se ha visto en la primera parte de este artículo, los diferentes estudios y estadísticas realizados a lo largo de varios años nos demuestran claramente que la venta de libros ha bajado, que cierran más editoriales y librerías que las que abren y que el sector del libro atraviesa una crisis importante. Frente a esto, nos encontramos con que supuestamente en España aumenta el número de lectores. No obstante, hay que saber diferenciar ciertas cosas y tener muy claras otras. Vayamos a ello.

España sigue a la cola en Europa

            A pesar que las encuestas dicen que los lectores españoles van en aumento, lo cierto es que seguimos a la cola en Europa en cuanto a leer, sólo por detrás nuestra países como Portugal o Grecia, aunque otros, como Inglaterra, comienzan a ver decrecer el número de lectores. Y no sólo esto, sino que además la diferencia entre España y los países punteros es bastante impresionante. Si en 2011 el porcentaje de españoles que leen a diario o una vez a la semana es del 45% (es decir, más de la mitad de los españoles no leen ni tan siquiera una vez por semana), en Francia nos encontramos con ese porcentaje disparado al 70%, en Alemania al 72%, en Suecia al 87%… Visto así, lo que parecía positivo se ve que no lo es tanto.
            Por otro lado, hay que tener muy en cuenta que una cosa son las encuestas, para nada fiables, y otra muy diferente los datos obtenidos de forma precisa y matemática. El Barómetro de Hábitos de Lectura realizado por la FGEE y el Ministerio de Cultura se basa en un estudio realizado a 2.600 personas de diferentes edades, sexo, situación civil y residencia. Se apuntan las respuestas y según esto se llega a una media que se tiene que dar por válida. Si en España hay aproximadamente un poco más de 46 millones de personas, me temo que encuestas como estas tienen muy poca validez. Otra cosa muy diferente es saber cuántos libros se venden en España, pues, por ejemplo, las grandes superficies y prácticamente casi todas las librerías cuentan con sistemas informatizados que les indican la cantidad de libros que entran en sus negocios, que autores, los títulos, cuales son las ventas reales, las devoluciones, el precio a que se vende y que títulos y autores venden más.
            Asimismo, en España, entre otros muchos, existen dos perniciosos defectos que llevan siglos azotando la piel de toro. Estos defectos se llaman “aparentar” y “el qué dirán”. Estos defectos llevan a incurrir en engaño cuando nos encontramos en situaciones de tener que responder a preguntas relacionadas con nuestra vida privada, aunque sea de forma totalmente reservada. Es como esas encuestas donde se trata de averiguar la vida sexual de las personas. Son muy pocos los que responden con sinceridad y es muy fácil ir a la exageración o la interpretación de un hecho que cada cual quiera dar pero siempre intentando quedar bien. Las encuestas son muy objetivas y se les puede dar la interpretación que se desee y el sentido que se esté buscando en ese momento. Lo cierto es que los datos matemáticos, los estudios antropológicos, sociales y los estudios de mercado indican claramente que en España se vende menos porque la gente no compra libros. ¿Qué se lee entonces?
            La irrupción de Internet, las redes sociales y el mundo digital han cambiado los hábitos de lectura de los españoles. En el año 2010 un estudio realizado por varias grandes superficies y librerías dio un resultado demoledor y que habla mucho de la utilización de los libros: de cada 10 libros vendidos, 7 eran para regalar. El libro siempre ha sido un regalo socorrido, aunque la persona que lo reciba no sea lectora. En 2011 ese porcentaje ya ha bajado, mientras ha subido el de los e-books y las tablets; sin embargo, como hemos visto, no ha habido un aumento significativo de las descargas de libros electrónicos, todo lo contrario, han bajado (aunque sí han subido las descargas gratis, pero esto es normal). En España se regalan libros, pero no se leen. Pero no es un problema de ahora, sino que es un mal endémico que viene de muchas generaciones atrás.
            De igual modo, el número de cómics vendidos también ha bajado de forma significativa, a la vez que ha aumentado el número, de forma espectacular, de las ventas de video juegos y consolas. Y ahí es donde podemos encontrar una pista de hacia dónde han variado los hábitos de lectura de los españoles. Por supuesto, y a partir de aquí, es pura especulación nacida de mi experiencia y convivencia con profesionales del sector del libro y con lo que veo y siento en la calle.

Los tiempos van cambiando

            Internet lo ha cambiado todo, a niveles insospechados hace tan solo quince años. Las redes sociales han irrumpido con fuerza cambiando el concepto de hábito de lectura, un concepto nuevo que no recoge (o no quiere hacerlo) las encuestas y estudios oficiales al respecto. Muchos españoles consideran “leer” estar a diario mirando el Facebook, el Twitter o Twenty o cualquier otra página social. De la misma forma, se considera “leer” jugar a un video juego que contenga información en forma de letra escrita; por ejemplo, un mensaje de un mago a un guerrero cuando le entrega una pócima. Técnicamente es cierto que se está leyendo, aunque de ninguna manera se puede aplicar a un estudio para tratar de averiguar si el español medio lee en verdad.
            De la misma forma, es cierto que los jóvenes entre 12 y 18 años leen más que los mayores de 45, pero aquí también hay cierta “trampa” que no recogen las encuestas. Los jóvenes, en el periodo de la escuela y hasta que salen de la universidad, se ven obligados a estudiar y por tanto a leer libros de textos, y aunque es cierto que las encuestas recogen este hecho, no lo es tanto que no indican que de cada 10 libros que un joven lee, al menos 6 son de lectura obligada por parte de sus profesores como forma de realizar una tarea educativa. Esto quizás pueda explicar porque en el momento en que los jóvenes terminan sus estudios y se incorporan al mundo laboral, vayan perdiendo poco a poco el hábito de la lectura. No sólo es que no tengan tiempo para leer, es que antes les obligaban y eso termina por hacerles abandonar el hábito de la lectura por haberlo tomado manía (en otro artículo hablaré de este error por parte del sistema educativo y del lucrativo negocio que llevan a cabo con ciertas editoriales).
            Por leer, podemos leer todas las personas a diario varias veces: una receta médica, una noticia en el teletexto, una página Web, un correo electrónico, una placa con el nombre de una calle…, pero nada de esto significa que tengas un hábito de lectura tal y como entendemos que significa leer libros, que es de lo que se trata.

No se lee en España

            Mi conclusión es que en España se lee muy poco, que es cierto que hemos mejorado respecto a otros años, pero nos tendríamos que remontar muy atrás para entender ciertamente tal mejoría. ¿Se lee ahora más que en los años sesenta del siglo XX? Indudablemente, pero también es cierto que ahora hay muchas más bibliotecas, que la alfabetización alcanza a casi todos los españoles y que el acceso a la Cultura es mucho más fácil, a la vez que se tiene a mano una cantidad importante de libros de todo tipo. Pero mientras que ahora tenemos mejor acceso a los libros, también no es menos cierto que los hábitos de lectura no terminan de calar entre los españoles a niveles que se puedan considerar aceptables para Europa. Junto con la absoluta certeza de que en España no se lee lo suficiente, hay otra innegable que es que cada año aumenta el fracaso escolar, que en 2010 un informe del Ministerio de Cultura y Educación junto con otras entidades y asociaciones de padres, profesores y estudios europeos, dejó en evidencia la educación en España al constatar que el 75% de los alumnos de primaria no entendían lo que leían (a pesar que supieran leer) y que el 65% de estudiantes entre 12 y 18 padecían del mismo defecto. Es más, un informe de 2011 realizado por PISA alertó que los españoles nos encontramos por debajo de la media de la OCDE en cuanto a capacidad lectora en Internet y en capacidad mediocre en cuanto a la habilidad de comprender textos impresos. Estos niveles pobres de lectura junto con el fracaso escolar (sembrar rocas en un campo de patatas en el futuro trae más hambre) nos sitúan junto a países como Colombia, Argentina o Venezuela, países mucho más atrasados que España en prácticamente todos los aspectos, pero que al menos tienen la excusa que nunca estuvieron mejor que ahora. Nosotros no podemos decir eso.

La sempiterna crisis

            En estos tiempos tan tumultuosos y difíciles, con una crisis económica que paraliza prácticamente todo, es muy tentador y fácil achacarle todos los males, pero la realidad dista mucho de ser así. No es comprensible que en más de treinta años de democracia, con un sistema educativo que es el que más ingresos recibe en la Unión Europea, con un país que en su momento estuvo entre los diez más ricos del mundo, con un sistema educativo que hace muchos años se consideraba modélico, con una sociedad que tiene a su alcance la Cultura y que tanto invierte en ella, se encuentre con unos niveles tan bajos en cuanto a ventas de libros y, lo peor, en número de lectores. Lo más positivo de todos estos estudios, que ya conocíamos muchos, es que si bien el número de lectores aumenta un poco (muy discutible), lo cierto es que aun habiendo pocos, los lectores españoles son de gran calidad. La crisis es la excusa para evadir responsabilidades y no encarar la verdad con valor. Y la verdad es que España ha fracasado en su intento de crear una sociedad culta y educada, valores que convierten a los ciudadanos en personas útiles, valiosas, con capacidad de raciocinio, dueños de libertad y de pensamiento positivo y constructivo. Se ha fracasado en el intento de que la Educación debe ser igual y gratuita para todos, y que cada cual llegue hasta donde pueda gracias a su esfuerzo y responsabilidad; y la Cultura un bien a proteger, protegiendo a su vez a quienes crean Cultura, y que esta llegue a todos los ciudadanos con la mayor accesibilidad posible. Como digo, se ha fracasado en estos dos proyectos tan esenciales para el bienestar de una nación.

No se lee lo suficiente en España

            Los principales motivos de que se siga sin llegar a niveles aceptables de lectores en España son:
-La politización del Sistema Educativo Español. En la etapa democrática española se ha cambiado más de siete veces las leyes para el sistema educativo, creando y regulando constantemente leyes pensadas no para educar, sino para sectarizar a los jóvenes. En zonas de España como País Vasco o Cataluña se llega al extremo de hasta cambiar la Historia o pasar directamente al lavado de cerebro de las nuevas generaciones al más puro estilo de la Alemania Nazi. Es por esto que no se busca fomentar la lectura, sino que se impone la letanía de dogmas políticos encauzados a crear futuros votantes. Como ejemplo, podemos recurrir al dato ya reseñado en la primera parte de este artículo: un 11% de los libros impresos en España se hace en catalán, pero Cataluña no se encuentra en la cabeza de las comunidades más lectoras, sino lo contrario. Es decir, se utilizan enormes gastos y recursos para sacar muchos títulos al catalán pero luego no se propaga la lectura entre los catalanes porque lo que se busca no es educar, sino politizar y hacer política con el idioma. Ergo: sembrar rocas en el campo de patatas.
-Decadencia de los que componen el Sistema Educativo. Padres, maestros y políticos han fracasado brutalmente. Los primeros no educando a sus hijos y cediendo responsabilidades a terceros, responsabilidades que luego una vez cedidas, para mayor incomprensión, no aceptan. Los segundos por pensar más en su futuro que en el de los estudiantes, careciendo de motivación y autoridad eliminada por esos mismos padres que exigen que se eduquen a sus hijos pero sin disciplina, sacrificio ni trabajo. Y los terceros por utilizar la educación para fabricar vasallos, no ciudadanos. No se fomenta la lectura en los colegios.
-Modelos y valores a seguir. Si antes una figura literaria era un modelo a seguir por el resto de la sociedad, ahora lo es un famoso que sale en un programa de televisión de la considerada “prensa rosa” y que enarbola como si fuera un triunfo el no haber leído nunca un libro. No se inculcan hábitos de lectura entre los niños y los jóvenes, sino valores basados en el consumismo, el escapismo y el fomentar que se es mejor simplemente por decirlo y sin poseer absolutamente ninguna capacidad que te destaque de los demás. Los valores a seguir son personas banales, completamente superficiales que en la inmensa mayoría de las ocasiones son auténticos analfabetos aunque sepan leer y escribir. Aparte, los niños, desde muy pequeños, son atacados ferozmente por las grandes empresas en un intento de inculcarles ciertas “verdades” basadas en el consumismo desenfrenado y seguir unos modelos de comportamiento que siempre terminan en la compra deseada, compra que casi siempre no está relacionada con la lectura. En estas condiciones, los hábitos de lectura son las primeras víctimas.
-Cambian los gustos. Antes se regalaban libros, los abuelos leían cuentos a sus nietos y los padres intentaban que sus hijos fueran a las bibliotecas. Hoy en día quien educa al chaval es la televisión, las videoconsolas y las páginas Web. A los abuelos no se les hace caso, los padres viven sus “agotadoras” vidas y no atienden a sus hijos y estos no entienden ni aceptan tener que encargarse de nada, denegando responsabilidades y exigiendo privilegios como si fueran derechos.
-El acceso a la Cultura no es tan fácil como parece. Sí, pues la Cultura cada vez está en manos de quienes sólo ven un negocio, no la manera de hacer más grande a la sociedad. Si bien como autor defiendo que la Cultura es un negocio, por lo mismo digo que debe ser un negocio que debe generar dinero para pagar a autores y a quienes distribuyen la Cultura para que esta pueda seguir adelante y llegar a todos. Pero cuando se elimina de la ecuación lo de “la Cultura para todos con facilidad”, entonces nos encontramos con el puro y duro negocio especulador sin escrúpulos algunos. En España todavía hay muchas zonas desiertas donde Internet o una simple biblioteca no existen, donde los índices de lectura y ventas de libros se desploman a niveles desoladores. Y en las grandes urbes esto poco a poco va pasando igual, y es por las tarifas abusivas de Internet, por los precios desmesurados de los libros y de todo aquello que forma parte de la Cultura, ahuyentando de esta forma los hábitos saludables y las compras por parte de clientes ya agobiados por la cruda realidad.
-Pérdida de valores. La crisis no sólo es económica, es social, mental y espiritual. Una sociedad que no cree en el trabajo, el esfuerzo, la responsabilidad y la solidaridad, es muy difícil que crea también en algo llamado educar la inteligencia. Siendo así, la lectura es imposible que cale en una sociedad carente de los valores más básicos.

No se venden libros en España

            Si no se lee lo suficiente y no hay un número aceptable de lectores, entonces es muy difícil que el sector del libro pueda cerrar cada año con beneficios y ventas que permitan afrontar el futuro con optimismo. Los principales factores que contribuyen al desplome del sector del libro y por tanto de librerías y editoriales, junto con los ya mencionados, son los siguientes:
-El acoso a las PYMES. Desde 1978 hasta ahora, el acoso a las pequeñas y medianas empresas por parte de los diferentes gobiernos de Estado y de las respectivas Comunidades Autónomas ha sido constante y despiadado, en forma de abusivos impuestos, absurdas leyes que entorpecen el libre comercio y el intento por parte de los partidos políticos de controlar lo máximo posible al emprendedor en su afán de recaudar dinero. Las librerías y editoriales ven así imposible poder competir con otras empresas europeas en igualdad de condiciones, con lo que sacar nuevos títulos y que estos se vendan es muy complicado y difícil. Por tanto, se reducen los lanzamientos de libros y los lectores tienen menos donde elegir.
-Los libros son muy caros. Consecuencia inmediata de lo anteriormente dicho son las subidas de precios. Debido a los innumerables impuestos que un Estado abusivo y recaudador impone, los gastos para publicar un libro se disparan y para cuando llegan a los lectores lo hacen con precios abusivos. Para poner un ejemplo, la media de una novela de edición de bolsillo es de 2 dólares en Estados Unidos y una libra y media en Inglaterra. En España es de 9 euros.
-Políticas erradas de las editoriales. Se están imponiendo unas políticas erradas por parte sobre todo de las grandes editoriales, que se empeñan en creer que lo único bueno es publicar best-seller que dejen de inmediato grandes beneficios, lo que a medio plazo es catastrófico pues como se ha visto incluso los súper ventas cada vez venden menos. Para colmo, otra política errada es la de aumentar los precios en un intento de compensar la falta de ventas. El pensamiento es: “ya que se vende menos, al aumentar el precio del libro, cada venta nos ayuda a recuperar lo no vendido”. Por supuesto, a medida que se van subiendo los precios, se van ahuyentando a los lectores. Otras políticas erradas son no dar oportunidades a nuevos autores o noveles, seguir emperrados en publicar títulos de autores que aunque sean muy famosos, ya están agotados o seguir creyendo que en España determinados géneros literarios no pueden vender.
-Éxodo de novelas y autores a otros países. Enlazando con lo anterior, visto que el Estado no protege al autor y que las editoriales solamente saben poner trabas, los autores se ven obligados a publicar fuera de España e incluso a irse a trabajar a otros lares. Esto se traduce en menos variedad en títulos de autores patrios y a tener que depender para la novedad en autores extranjeros, muchos de ellos totalmente desconocidos para los lectores (por tanto no compran) o con una calidad como escritor muy por debajo de la media normal (por tanto los lectores, que exigen calidad, no compran).
-Monopolio de editoriales. Desde hace años, por diferentes motivos, siendo los principales la crisis y lo poco que se lee, muchas pequeñas y medianas editoriales se han visto obligadas a cerrar. De esta forman van quedando únicamente grandes editoriales que luchan por intentar obtener el monopolio de ser las únicas en publicar grandes títulos de grandes autores. Para ello no dudan en gastar enormes cantidades de dinero en pagar a autores consagrados para que trabajen exclusivamente para ellos y en realizar enormes tiradas de los títulos a publicar. Este gasto luego repercute en el precio final del libro, por lo que los lectores buscan alternativas más baratas y no compran.
-La llegada de Internet y el libro electrónico. Aún siendo una alternativa, lo cierto es que Internet ha contribuido mucho al descenso de las ventas de libros. No sólo porque haya arrebatado lectores que dedican más tiempo a navegar por la Red que a leer, sino porque Internet ofrece la posibilidad de poder leer o acceder gratis o mucho más barato al libro que se desea. Aquí interviene el libro electrónico, más barato que el de papel y que también ofrece la posibilidad de descargar gratuitamente cientos de obras, sobre todo las clásicas. No obstante, a pesar que a corto plazo esto es negativo para el sector del libro en papel, a largo plazo será beneficioso, pues es el futuro y una opción que las editoriales ya van asimilando, puesto que hay que entender que el libro electrónico es una opción más, no el enemigo a batir.
-El concepto erróneo que tiene el español de que no se debe pagar por la Cultura; la piratería. Este es, quizás, el mayor peligro al que se enfrenta tanto la Cultura, como los autores y el sector del libro. Debido a ese erróneo pensamiento de que no se debe pagar por un trabajo que muchos ni siquiera lo consideran como tal, en España profesiones relacionadas con el mundo de la Cultura (cantantes, poetas, escultores, escritores, traductores, pintores…) tienden a no poder vivir de su esfuerzo y a tener que dejar de lado su profesión para dedicarse a otra socialmente más “aceptable”. Además, esta idea falsa de no pagar por un servicio que se ofrece (pues es lo que es, como se paga por comprar pan y leche aunque sean productos esenciales) lleva a la aceptación de muchos españoles de no pagar por algo que ellos consideran debería ser gratuito, con lo que ya tienen la excusa moral que necesitaban para robar, plagiar, copiar o piratear un producto que no es suyo y por el que no han pagado nada. Aunque no tanto en el sector del libro, siendo un problema evidente y grave, otros sectores están siendo arrasados por este asunto, tales como el de la música, el cine, etc. Y el problema se agrava más ante la ineficacia por parte del Estado o las Comunidades de educar a los ciudadanos en el sentido de que detrás del placer de disfrutar de la Cultura existen autores y artistas, trabajadores y emprendedores que deben comprar ese pan y esa leche que también para ellos son esenciales.

Reflexiones finales

            Todos estos factores ya descritos se suman a los anteriores de porque no se lee en España, unidos a otros factores políticos y sociales ya más complejos y que no es el lugar para tratar, nos dan una idea aproximada del problema al que se enfrentan libreros, editoriales y autores. Con todo, existe cierta esperanza en que tal vez los responsables sepan darse cuenta de sus errores y enmienden sus políticas inútiles y estériles y sepan tratar a la Cultura como es, no como una vaca a la que ordeñar hasta matarla. Si no se soluciona de inmediato, si no se educan a las nuevas generaciones en valores básicos, si no se deja de politizar o monopolizar la Cultura, si no se abandonan las ideas de que todo vale para lucrarse y que hay que esquilmar a los pocos lectores que existen, si no se protege a los autores con leyes sensatas y equilibradas, si no se deja de presionar a las editoriales, llegará el día en que España será un paramo seco y estéril donde la Cultura simplemente no existirá. Ese día verá entonces como el fanatismo, la incultura, el sectarismo, el odio y la intolerancia se alzarán supremas, pues la Cultura y el fácil acceso a ella nos convierten en ciudadanos libres de libre pensamiento y dueños de supremos valores.


Juan Carlos.



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miércoles, 17 de octubre de 2012

NO SE LEE Y NO SE VENDEN LIBROS EN ESPAÑA PRIMERA PARTE





NO SE LEE Y NO SE VENDEN LIBROS EN ESPAÑA
PRIMERA PARTE

            En este nuevo artículo vamos a introducirnos en un tema espinoso pero que resulta esclarecedor a la hora de comprender algunas de las cosas que suceden en España. A pesar de lo que pueda parecer y de unos datos que normalmente no suelen reflejar la realidad, vamos a tratar de explicar porque en España se lee muy poco y se venden muy pocos libros comparando nuestra media y situación con los países de nuestro entorno. Porque claro, si nos comparamos con Senegal o Indonesia, pues está claro que en España se lee más, pero no es con ellos con quienes debemos compararnos, cosa por otra parte totalmente injusta, pues las vicisitudes actuales no son las mismas para unos y para otros así como las oportunidades que unos han tenido y desaprovechado y otros ni siquiera han llegado a tener.

Los datos

            La Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), lleva realizando un Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros desde el año 2000, en colaboración con la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura. Como el nombre indica, es un proyecto que trata de establecer los hábitos de los lectores españoles, lo que se lee y cuántos libros se venden al año. Según esto, el número de lectores de libros en España ya es el 61,9% de la población mayor de 14 años. En este porcentaje se añaden tanto a los que leen en su tiempo libre, como por trabajo o estudios. Esto supone un incremento de 1,6 puntos con respecto a 2010, con una media de 10,4 libros leídos en doce meses (0,8 libros más de media que en 2010).
            Si nos vamos solamente a la población que lee en su tiempo libre, el porcentaje es del 58%, un punto más que 2010. Entre los lectores que leen con una frecuencia diaria o semanal pasamos al 45,1% y el número de lectores que leen a diario aumenta al 28,8%. Todo esto según el dicho Barómetro.
            Según los datos de la Agencia del ISBN, en 2011 se publicaron en España 103.000 nuevos títulos (nuevos, no reediciones o títulos reimpresos), el 79% de ellos en castellano y un 11% en catalán; el resto en otras lenguas de España. De esos 103.000 títulos el 17,3% de las obras fueron en formato digital, con un incremento del 38% sobre el año anterior. Comparando con otros años anteriores, el número de nuevos títulos ha ido decreciendo, lo que contrasta poderosamente con los resultados del Barómetro antes citado. Vamos a poner otros resultados de ese estudio:
-El perfil del lector en España sigue siendo el de mujer, con estudios universitarios, joven y urbana que gusta de la novela en castellano. Generalmente lee por ocio.
-Madrid es la comunidad con mayor índice de lectores, seguida de País Vasco y Cantabria. Entre las menos lectoras se sitúan Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura.
-El hábitat también influye en el hábito de lectura. Las poblaciones con más de un millón de habitantes alcanzan hasta un 70% de ciudadanos lectores, mientras que las de menos de 10.000 habitantes apenas llegan al 49%.
-El nivel de estudios sigue siendo un factor determinante en el hábito lector. El índice más alto se registra entre quienes tienen estudios universitarios, con un 82,1%, desciende al 60,7% entre los que tienen estudios secundarios y cae al 35% entre los que sólo tienen estudios primarios.
-La edad influye también en el hábito de leer. Los viejos leen menos que los jóvenes, aunque se observa un cierto incremento de lectores con más de 65 años, con un 37% de ellos que se declaran lectores.
-El porcentaje de españoles que leen libros en soporte digital es del 6,8%, un 1,5% más que el año anterior.
-Tan sólo un 3,9% de los entrevistados aseguraron tener un e-reader, más del doble que el año precedente. Sin embargo, sólo 2,7% lo utiliza para leer e-books.
-Los lectores que utilizan e-readers leen una media de 14 libros al año, 6 en formato papel y 8 en formato digital con su dispositivo electrónico.
-Con respecto a la procedencia, un 73,1% de los entrevistados señalaron que habían consiguen los e-books a través de descargas gratuitas en Internet, un 37,3% a través de familiares o amigos y tan sólo un 36,9% lo hizo en pago.
            Leyendo todo esto, da la sensación de que en España, aunque se lea poco, al menos se lee y que va en aumento el número de lectores. Sin embargo, estos datos no parecen encajar con los siguientes.

Un desierto estéril

            En Austria hay una librería por cada cinco mil habitantes, en Argentina una por cada siete mil, en España e Inglaterra una por cada quince mil, en Estados Unidos una por cada veinte mil y en el extremo nos encontramos con México con una por cada ciento ochenta mil habitantes. De nuevo nos volvemos a topar con unos datos que invitan a la esperanza. Después de todo, parece que tenemos más librerías que Estados Unidos, pero esto es engañoso, cuanto que Estados Unidos posee muchos más habitantes que España y en proporción librería por habitante está mucho más equilibrado. Además, las librerías estadounidenses están mucho mejor repartidas por el país, mientras que en España las encontramos casi en exclusiva en los grandes centros urbanos. Por lo mismo, parecería que en Argentina la situación es mejor que en España, pero el número de librerías es engañoso puesto que la gran mayoría de los argentinos, debido a su precariedad económica, no tienen posibilidad de acceder a la literatura aparte que Argentina exporta muchísimos títulos al exterior.
            En 2011 la venta de libros cayó en España un 6,2%, con tendencia además a la baja, según un estudio realizado por CEGAL en colaboración con la Dirección General del Libro y el Ministerio de Cultura. En 2010 se mantuvo la misma tendencia según el Observatorio de la Librería con resultados casi idénticos a 2009. Es decir, la tendencia de ventas en los libros ha sido constante y no recuperativa. Lejos de parecer que el mercado literario se recupera, entra dentro de una espiral descendente e irrecuperable. Pero el dato es más desolador en el primer semestre de 2012, a la espera de la finalización del año y los datos definitivos (aunque en un principio todo indica que será para peor). Todos los estudios y estadísticas, más los informes de ventas, confirman que la venta de libros ha caído un 10%, esto en tan sólo seis meses, más que todo el año 2011 junto. Pero según la FGEE y diferentes asociaciones de libreros, autores y editores, las cifras pueden aumentar bastante más, oscilando entre el 20 y el 30%.
            Si nos vamos al cierre de librerías y editoriales, el asunto se vuelve mucho más oscuro, cuanto que ha sido bastante difícil poder encontrar datos fiablemente constatados y las fuentes consultadas difieren entre sí. Hay que tener en cuenta que aunque se sepa exactamente el número de empresas y negocios cerrados, ya es más difícil precisar cuántas de ellas eran editoriales o librerías, pues ambos negocios pueden estar enclavados en diferentes géneros: ocio, cultura, servicio al por menor, educación, etc.… Es más que seguro que existan informes fiables que nos hablen del número exacto de editoriales y librerías cerradas en España, pero vamos a resaltar ciertas informaciones para que mediante un lógico proceso de pensamiento podamos intuir el oscuro destino de las librerías y editoriales españolas.

El fin de la pequeña industria literaria

            Como ya he dicho, en los seis primeros meses de 2012 la venta de libros ha caído un 10% respecto al año anterior, posiblemente más a la espera de las cifras definitivas y los resultados de otros estudios. Como en años anteriores, por géneros, a pesar que la novela es lo que más se lee en España, la ficción para adultos es la que se lleva la peor parte con un descenso en ventas de casi el 25% comparando con 2011, que ya fue un año malo. Se han distribuido más libros electrónicos, y se han vendido más e-book, tablets y e-readers que en 2011, pero a la contra, la facturación se ha reducido considerablemente. Esto significa que a pesar que se cuenta con un buen fondo de libros electrónicos y se han vendido más soportes electrónicos, las descargas de libros electrónicos, la venta, lejos de aumentar ha descendido. También en 2012, y se suma a otros años, se han vendido y creado muchos menos diccionarios y enciclopedias.
            Según algunos responsables del Ministerio de Cultura y otras voces del mundo del libro, parece ser que la mala situación que atraviesa el libro en España se debe a tres factores claves: la crisis actual, el mundo digital y la mentalidad española de que en la Cultura debe ser todo gratis. Permítanme decir que es cierto que la crisis afecta la venta de libros, pero no creo que la aparición del mundo digital haya sido una de las principales responsables de la caída en las ventas de los libros. En cuanto al tercer punto, sí estoy de acuerdo. Pero no vamos a ahondar ahora en esto y sigamos adelante con el tema.
            Las pequeñas y medianas editoriales, junto con las librerías, están pasando por un calvario en su intento de superar la actual crisis no sólo económica, sino también cultural y social, que son las que nos han conducido al actual panorama. También lo hacen las grandes editoriales, no hay más que echar un poco la vista hacia atrás para recordar el cierre de algunas de las editoriales que durante muchos años han sido de las más punteras en nuestro país. Como todo, las noticias resultan engañosas respecto al tema de las ventas y el cierre de negocios. Si nos atenemos a varios informes y estadísticas, se habla de que el sector del libro cerró 2011 con pérdidas relativamente moderadas y asumibles, pero eso se encuentra muy lejos de la realidad, pues dichas pérdidas no están repartidas de forma muy justa que digamos. Mientras que una gran editorial ha visto mermados sus beneficios en un 10% o incluso haya tenido unas pérdidas de un 5%, en cambio, decenas de pequeñas y medianas editoriales, con un descenso en las ventas de un 30% y pérdidas hasta del 25%, se han visto obligadas a cerrar por no poder asumir los gastos. Y esto vale también para los libreros.
            Otros fríos datos no invitan al optimismo. En 2010 se contaban en España 3.122.448 autónomos (el 80% de las empresas españolas). Quiero recordar que la inmensa mayoría de las personas que ostentan librerías o editoriales son autónomos que en un 80% no pasan de tener más de tres empleados. Esta cifra de algo más de tres millones puede parecer buena, pero en 2007 había 35.446 autónomos más, o sea, que en vez de crecer, disminuye. En los años más duros de la crisis, entre 2009 y 2011, se dieron de baja casi 200 autónomos por día. En el primer semestre de 2012 se dieron de baja 2.861 autónomos y en abril del mismo año nos encontramos con el número de 3.057.272 autónomos registrados. Por supuesto, en estas cifras faltan todavía los datos definitivos y del último semestre del año que han sido fatídicos, aparte que es más que posible que los datos no hayan sido del todo contrastados. Lo que sí ha sido ya aceptado de forma oficial es el dato que desde 2006 hasta 2012 se han cerrado 90 librerías por 75 que abren, y han cerrado 20 editoriales por 10 que abren. Estos datos provienen de los informes anuales elaborados por la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) muchas veces ignorados, por cierto, por los gobiernos de turno.

Las ventas de libros.

            Leído hasta ahora datos y más datos, comprendemos entonces que la caída de las ventas en España ha descendido si bien no de forma brusca, sí de manera continuada e imparable, arrastrando consigo a editoriales y librerías y, por supuesto, a la parte más débil de la estructura: al autor. Pero todos sabemos, o creemos saber, o hemos escuchado, que los best-sellers son los que salvan con sus ventas a las editoriales, y que el mercado literario se sostiene gracias a esos libros que se convierten en éxitos de ventas y atraen a decenas de miles de lectores. ¿Es cierto esto? En parte sí, pero aquí también la crisis del sector del libro se hace notar.
            Varias editoriales se han salvado de cerrar muy negativamente el año gracias a sus autores punteros, e incluso algunas de cerrar, pero a pesar de todo, las ventas no fueron todas las buenas que deberían. El obtener datos de ventas de novelas y de editoriales es asunto espinoso, bastante peliagudo porque existe un gran hermetismo al respecto, pues se intenta evitar toda publicidad negativa hacia las obras o las editoriales que las publican. Pero gracias a la sagacidad de estudiosos, articulistas, autores y gente que se interesan por el mundo del libro, ciertos datos son posibles de compartir. Los autores Stieg Larsson y Dan Brown han salvado en más de una ocasión a Planeta de cerrar en negativo. Algunos informes del sector afirman incluso que si el grupo de Lara no contara con esos autores su escaso porcentaje de beneficio se convertiría en negativo. A la editorial Alfaguara la saga “Crepúsculo” es la que le saca de los apuros; a Ramdom House autores como Isabel Allende, Javier Cercas e Idelfonso Falcones; con Maeva tenemos a Jean M. Auel; a Plaza & Janes le ocurre lo mismo con Ken Follett… La editorial que no cuenta entre sus títulos con novelas de autores punteros, que son la inmensa mayoría, son las que más dificultades atraviesan en estos momentos.
            Pero a pesar de lo que se pueda creer, el tener best-sellers no implica necesariamente que te vaya a ir bien en las ventas. El descenso de las ventas castiga duramente a las obras de autores no reconocidos mundialmente o de escaso renombre, pero también lo hace con los superventas. Autores como Dan Brown venden un 15% menos que en años anteriores, y cada nuevo título vende menos que el anterior. Otro claro ejemplo son las novelas del prestigioso Premio Planeta, una maniobra comercial de la editorial que cada año vende menos. Como caso sangrante tenemos a la autora Ángeles Caso que con su libro “Contra el viento” vendió un 32% menos con su libro premiado por Planeta que cuando salió a la venta sin premiar. Autores consagrados como José Saramago han tenido caídas de hasta el 28% en sus ventas, y otros como Arturo Pérez-Reverte deben contentarse con los beneficios allende nuestras fronteras, pues venden más en el mercado latinoamericano que en España misma.
            Y es que lejos de las tiradas monumentales que las editoriales nos quieren hacer creer que se realizan, lo cierto es que el mercado no está para fiestas y las editoriales deben intentar realizar tiradas que se ajusten a la dura realidad. Uno es escritor, pero también ha sido editor literario, ha tenido su propia librería y ha trabajado en editoriales, codeándose con todo tipo de autores, agentes, editores y demás personas de este negocio y sabe de lo que habla. Es estrategia de mercado “inflar” las ventas o las ediciones de una novela o “exagerar” los ejemplares distribuidos de un determinado título. No es que se engañe descaradamente, pero sí se “tuerce” un poco la verdad y sobre todo se pretende desterrar la idea de que no se vende para el lector no confunda “no vender” con “no tiene calidad” o “la editorial no es buena”. Cuando un libro pone en su portada “25ª edición”, uno automáticamente piensa que debe llevar vendidos al menos 250.000 ejemplares, pero es perfectamente normal realizar tiradas de 1.000, 500 e incluso hasta 100 ejemplares de un título. De esta forma, un libro puede tener veinticinco ediciones y llevar vendidos 10.000 ejemplares. Si pone en la portada “más de 250.000 ejemplares vendidos” puede ser cierto, pero lo que no se suele decir es que en esa suma entran los ejemplares vendidos en Latinoamérica u otros países de otras lenguas. Esto no quita que no se vendan en algunos casos tantos ejemplares de una obra, o que ciertamente lleven muchas ediciones porque se vendan y vendan durante años, pero esto ocurre con escasos autores y escasas novelas. Como ejemplo, puedo citar un cuento corto y muy famoso de cierto caballero (no pondré el título porque tampoco se trata de atacar a nadie, sino de informar acerca de la realidad) que hace dos años iba ya por la 67ª edición. Lo que muy pocos saben es que cada edición es de 100 ejemplares e incluso menos.
            Ojo, esto no implica que las editoriales quieran engañarnos porque sean malvadas. Esto forma parte de su política de mercado y es normal y lógico que recurran a estos reclamos para intentar vender sus libros. Es como esos anuncios de cervezas que en sus intentos por vender acuden al reclamo de las chicas guapas, fiestas interminables y una vida sin problemas y maravillosa solamente por beber dicha cerveza. Así pues, no pensemos mal de los editores ni nos enfademos con ellos.
            El descenso inevitable de las ventas incluso en los best-sellers afecta a todos los sectores del libro: a los editores, por lo ya dicho, y a los libreros que ven con espanto como sus ventas descienden. Si todo un Dan Brown no vende lo que debiera, ¿qué va a vender Paquito Palotes con su libro “X”? Esto implica que los libreros no se arriesgan a realizar grandes pedidos a las editoriales, desconfían de las novedades e incluso rechazan la gran mayoría de ellas porque no están seguros de venderlas. A su vez, esto repercute en los editores, que ven como incluso algunos títulos de sus superventas no venden o son rechazados por los libreros, con la consecuencia de que su política editorial se centra en intentar publicar “a los seguro”, es decir, depender únicamente de best-sellers de autores reconocidos mundialmente. Esta política editorial puede parecer buena a corto plazo, pero a medio y largo es catastrófica, tal y como ahora se está empezando a notar, pues dejando de lado al resto de autores y títulos (el 90% de las obras), lo que les queda son los súper-ventas que cada vez son menos súper. Y, por supuesto, a quien todo esto más afecta son a los autores menos conocidos o noveles que ven imposible publicar sus obras en España y, lo que es peor, son condenados al olvido tanto por editores, como por los responsables de la Cultura en España.


¿Por qué unas estadísticas dicen unas cosas y otras algo bien diferentes?

            Llegados a este punto, nos encontramos entonces con la pregunta un momento antes planteada. Algo no encaja. Por un lado nos dicen que el número de gente que lee en España ha subido, y por otro nos encontramos con unos informes y estudios demoledores que indican claramente que la venta de libros en España cae. ¿Cómo se puede entender esto? ¿Qué es lo que lee entonces la gente? Pero iremos más lejos que esto al afirmar que a pesar de los datos positivos acerca de los lectores, en España no se lee lo suficiente. Pero ya todo esto lo dejamos para la segunda parte del artículo. Espero haberles sido de ayuda y que la información aquí compartida les pueda servir en algo. No duden en consultarme, criticarme o corregirme en lo que deseen.

Juan Carlos.



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